Ácidos grasos esenciales – Omega-3: ¿un recurso finito?
Las necesidades nutricionales actuales son el resultado de todo un proceso evolutivo. A medida que pasa el tiempo nuestro cuerpo se va adaptando dependiendo las circunstancias de la vida. Y aunque la producción de alimentos agrícolas y la Revolución Industrial nos trajo cambios significativos, nuestra genética sigue casi intacta en comparación a la de nuestros antepasados del Paleolítico tardío (Eaton et al., 1997).
En resumen las necesidades nutricionales siguen siendo casi las mismas hoy en día, pero la cantidad de nutrientes esenciales necesarios si cambio de una era a la otra. El consumo de ácidos grasos como el Omega-3 es prueba de ello. Hacia finales de los años 70, un grupo de epidemiólogos revelaron un estudio que decía que los inuit de Groenlandia tenían tasas de infarto agudo de miocardio reducidas sustancialmente, en comparación con sujetos de control occidentales.
Igualmente se realizaron estudios sobre los ácidos grasos y es evidente como en el desarrollo evolutivo del ser humano, el consumo de ácidos grasos como el Omega-3 y 6 hacían parte importante de la dieta. Anteriormente la ingesta era alrededor de 1-2: 1, sin embargo la producción industrial de alimentos trajo consigo el aumento la ingesta de grasa en calorías diarias y por ende una necesidad de consumo de ácidos grasos entre 10-20 a 1.
La necesidad de consumo ha aumentado, sin embargo la disponibilidad es limitada. Los ácidos grasos como el Omega-3 están estrechamente relacionados con una menor tasa de muerte por enfermedades cardiovasculares. Además tienen un efecto positivo en el tratamiento de enfermedades inflamatorias, lo que lo hace aún más valioso.
Alimentos como el pescado representan una buena fuente importante de ácidos grasos, pero cada vez son más escasos. Existe una inmensa brecha entre la oferta y la demanda, pues no se dispone de suficientes ácidos grasos para satisfacer las necesidades nutricionales del ser humano. La pesca de captura no puede satisfacer la creciente demanda debido a la limitación de los recursos marinos y a la sobrepesca.
Sumado a esto, nos encontramos que el suministro actual de ácidos grasos para consumo humano es de alrededor de 0,42 millones de toneladas al año, lo que cubre apenas el 30% de la demanda mundial. Sumado a esto, según las Naciones Unidas, se preveé que la población mundial crecerá de 7.700 millones de personas a 9.700 millones en 2050; y si la oferta actual no alcanza a cubrir toda la demanda ahora, para 2050 la situación es más preocupante, pues el riesgo será más alto y el bienestar del ser humano se verá afectado.
Por esta razón, es importante tener desde ya otras alternativas de suministro de ácidos grasos como las microalgas. Actualmente el Ministerio de Ciencia e Innovación de España, esta financiado un proyecto denominado “Producción y Valorización de la Biomasa de Microalgas” y consiste en utilizar corrientes residuales y laterales como fuentes de carbono para el cultivo de microalgas autótrofas.
Igualmente, Tecnalia, esta dirigiendo el proyecto VOLATILE, que se centra en el cultivo de microalgas heterótrofas para transformar diferentes tipos de corrientes de desechos biológicos en ácidos grasos omega-3.
Este tipo de iniciativas contribuyen al establecimiento de la bioeconomía circular, al tiempo que ayudan a cerrar la brecha entre demanda y oferta nutricional.